Nunca he entendido porque la gente le otorga tanta importancia a un primer beso. De hecho, tal vez provenga del hecho de los seres humanos a ser el primero en todo.
Aunque los recuerdos son confusos, de alguna manera, recuerdo vagamente cuando fue mi primer beso. Era uno de los juegos que suelen tener los adolescentes y los pubertos: el juego de la botella.
El dichoso juego, para los que no lo sepan, consiste que todos los participantes formen un círculo sentados en el suelo. Giran la botella y cuando el pico señala a una persona es la que recibe el castigo y al que le señala la base de la botella es la persona que manda al otro, y así van girándola y obedeciendo mientras el “castigado anterior” es el que gira la botella.
De graciosa manera, mi primer beso fue en dicho juego. Era una chava que me gustaba en aquel entonces. Me tocó besarla y sentí raro. Algo rico había entrado dentro de mis labios, esa sensación que saborea uno cuando come un helado. Más adelante, seguirnos el juego. No recuerdo mucho, son esas situaciones viejas y sobrevaloradas.
De la chava, recuerdo que la vi hace como 4 años y medio, finalmente nunca tuvimos nada y no sé que onda con su vida. Nos dejamos de llevar al poco tiempo y todo terminó. De hecho creo que ese hecho haya cambiado significativamente. Como sea, siempre he pensado que tener contacto físico es importante: abrazar a tus papás, hermanos, amigos pienso que está subvalorándose y anécdotas tontas como la que acabo de narrar, están sobrevaloradas. ¡Ja, ja, ja! No están para saberlo ni yo para contarlo, pero siempre me han comentado que soy buen besador, en serio. ¿Quién quiere un beso?
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