Me parece exagerado tener mascotas

Nunca he entendido cuál es lo fabuloso de poseer mascotas. Son enanas, egoístas, pero sobretodo, una responsabilidad. También, siempre me ha molestado ir a una casa, y que un perro o gato me empiece a oler. Así como puede ser un pequeño, horrendo e indefenso perro chihahua, nunca falta un Doberman o uno de esos perros enormes y rabiosos.

Hoy decidí fusionar dos temas porque me parece realmente gracioso como la gente ve al mundo animal. Siempre está la clásica persona que se entiende mejor con sus macotas que con los animales.

Recuerdo que mi mamá en particular jamás nos dejó tener una mientras crecíamos. Decía “si quieres tener una debes limpiar su popó…” o algo así. No recuerdo bien, tal vez por eso me resulta incómodo ir a lugares con mascota, llámese canina, felina, perro, loro o incluso IGUANO.

Esa desconfianza de mi persona hacia los animales, empezó cuando era muy pequeño. Recuerdo haber visto con particular asco como fueron descuartizadas aves de corral. Cuando por fin logramos tener una mascota, mi decepción fue muy GRANDE. Era una gatita muy hermosa, curiosa llamada BOLA. Desde que era ella bebé vimos como tiernamente fue abandonada en mi casa por su madre, una felina que huyó. BOLA, BOLA MARÍA, O FELICITY, era una mascota perfecta. Podía entrar a mi cuarto y no causarme molestia por estar encima de la cama. Era uno de los animales más limpios –sino es que el más limpio- que he conocido en mi vida. Nunca hacía sus necesidades dentro de la casa y esa era una de sus mayores virtudes. TODOS en mi casa le tenían cariño y veíamos como jugaba dócilmente. La gatita en cuestión era de color blanco, raza angora y tenía los ojos azules de diferente color, algo por lo que entiendo, muy apreciado en dichos animales.

Pero el destino a veces es cruel. Fue cuando supe que los animales no van al cielo. Todos en la casa lloramos la muerte de nuestra querida BOLA, a pesar de no estar tan pqueña, un día amaneció tirada y con un ojo medio colgando en la banqueta. Apenas un día antes la veía jugar con una pelota en el recibidor de mi casa. Quién sabe qué HIJODESU la mató, atropelló o sin querer acabó con su vida. Llegaron otros gatos como PETRÓLEA –quien también murió trágicamente, aplastada por un volcho-, pero ninguno como la mencionada BOLA.
A partir de ello nunca volví a sentir aprecio por un animal.
La verdad siento que eso de sentir cariño por un animal es algo sobrevalorado. Revela personalidad, estilo de vida y forma de ser de cada quien. Como la persona solitaria que tiene unos muchos gatos y perros en su casa. Eso me recuerda una vez que fui a cantar villancicos o algo así a una casa de un individuo con tales y afortunadamente no tuvimos que entrar porque olía a orines de algún animal. Me viene a la cabeza la idea moderna de gente que ha llevado sus mascotas al psicólogo especializado. Aunque pueda parecer algo idiota hay gente que lo hace –un tío llevaba a su perro a terapia- . Igual eso de las competencias de mascotas se me hace una reverenda tontería. Es para exaltar el EGO de los AMOS, entrenador o dueño del dichoso can, felino o culebra o lo que sea que esté en exhibición. ¿A poco creen que el trofeo es importante para la pobre mascota?

A final de cuentas, hay cosas más importantes que lo antes mencionado. Considero que existen cosas más interesantes en la vida. Sin embargo, no soy anti-PETA o considero a los animales sobrevalorados. Al contrario, prefiero que estén tranquilos en su hábitat natural y que cuidemos la ecología y naturaleza. Eso es algo que creo que enseñan mal en las escuelas- respeto por los seres vivos y la naturaleza-, pero creo que no deben estar encerrados, me da tristeza ir a un circo y ver cómo los tratan. En una era cibernética, donde las nuevas generaciones todo lo quieren rápido y fácil, bello y güero, flaco y depilado, Paris y Britney, hip-hop y postmoderno, pienso que no se está cuidando la naturaleza, separando la basura y etc. Pero si continúo tal vez nunca termine este larguísimo post.