Incomprendidos, recuperados por la memoria colectiva de los críticos y conocedores, los Can, repito son inclasificables y tal vez por ello, es difícil que les guste a mucha gente. En mi opinión, esa parte es lo más atractivo de su música: lo rara, violenta y de gran influencia en miles de artistas. No aptos para cualquier público, puede llegar a parecerles en sus delicados oídos, una música fea y fumada. Para los que evitamos casarnos con un solo género, subgénero o estilo, la voz nos parecerá deliciosamente experimental, cruda y genial cortesía de la personalidad brutal de Damo Suzuki. Hijo de la globalización de aquella época, el extraño cantante de varias nacion alidades tiene una voz terriblemente caótica, desesperante y estridente a tal grado que he llegado a pensar que los Can son mejores que muchos de los “afamados” grupos de rock y música en general que sí han vendido millones de discos, recibido reconocimientos y nunca me han gustado tanto o no los considero tan buenos (¿les suena Pink Floyd?).
De todas formas, si la vida o el mundo se acaban, existirá alguien diferente, propositivo, que seguirá escuchando a los Can y seguirá sorprendido por algo como lo “Mushroom”:
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