No recuerdo la última vez que me sentí tan fuera de lugar. Apartado del resto. Alejado de la realidad, de lo que nos tocó vivir. Este septiembre ha sido más notorio que nunca.
Luego de tantos años de existencia, nunca me concebí tan poco festivo. Crítico con México. Adoro a mi país y muchas cosas de él me fascinan. Para mala fortuna, mi fe y esperanza se agotan en un lugar donde estoy cada vez más en descontento.
Luego de tantos años de existencia, nunca me concebí tan poco festivo. Crítico con México. Adoro a mi país y muchas cosas de él me fascinan. Para mala fortuna, mi fe y esperanza se agotan en un lugar donde estoy cada vez más en descontento.
No entiendo el por qué celebrar una independencia en un país tan subdesarrollado y dependiente. Me imagino que es por el orgullo. Celebramos una independencia, la rebelión de los criollos o la batalla de los niños héroes, ésta última una lucha que ni siquiera ganamos. Es tradicional que los mexicanos adoptemos a figuras derrotistas como elemento que nos dé orgullo. Lo he demostrado en muchas ocasiones con los fracasos futboleros publicados con anterioridad en este blog. Hasta me parece más divertido el funeral de Michael Jackson. No me pregunten la razón. Ni siquiera yo estoy seguro.
Hoy me siento menos mexicano que nunca. No pertenezco aquí. Posiblemente, no soy parte de ningún lado y no siento empatía por algún otro país del mundo. Paradójicamente, estoy alejado de la típica ideología mexicana y sus pensamientos. Del gandallismo social y de la corrupción normal que vive impreganada en las buenas y malas conciencias nacionales. Hoy me siento menos malinchista que nunca, pero irónicamente, también menos patriota que siempre.
No sé qué hacer. Es como ser un extraterrestre en el planeta tierra. O lo que eso signifique.
1 comentario:
escribiria algo...pero no se que escribir, por lo tanto escribo lo poco que puedo escribir, por que escribiendo poco es mejor que no escribir nada.
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