jueves, 24 de mayo de 2018

Los adultos no tienen la menor idea de qué es lo que hacen


“Todas las personas mayores fueron al principio niños,
 aunque pocas de ellas lo recuerdan.”

Mark Twain, escritor. 





Los adultos no tienen la menor idea de qué es lo que hacen.

Creen que por tener hijos o un perro lo saben todo de la vida.

O conocimiento acumulado que supuestamente los hace extraordinarios encima de quiénes son más pequeños o a los que son adolescentes.

Están seguros de saber qué es lo que quieren, pero apenas pueden, toman decisiones extremas como si todo fuera un pañal sucio que se puede lanzar al contenedor de basura.

Los adultos son como niños chiquitos intentando sobrevivir a la existencia a la que llaman vida.

La diferencia es que los niños chiquitos sí saben lo que quieren. Y lo piden directamente.

En realidad TODO lo que nos han contado sobre los adultos es mentira.

Ser adulto es horrible. 

Al menor instante gritan. O hacen drama. O publican toda su vida en Facebook.

O surgió un problema y se enojan por todo.

Cuando se dan cuenta, ya les salieron arrugas.

El cuerpo ya no es el mismo.

Te volteas y tienes qué pagar cuentas de vida adulta.

O alguien se ofendió porque expresaste tu forma de pensar y una horda de gente indignada (la mayoría adultos también), se unen para lincharte. Para que todos tengan la aprobación ganada de otros adultos.

O se juntan con otras personas tratando de buscar significado a lo que tal vez no tenga significado. ¿La vida tendrá significado alguno?

Y para liberarte, ahí estás tú. Quejándote frente a otro adulto con ansiedad, neurosis y traumas.

Junto a otros "mayores" llenándote de cafeína para despertar de la pesadilla social a la que están sometidos los adultos por el hecho de serlo.

O de competir con otros para tener el mejor salario, bienes materiales, parejas o lo que sea que los adultos pelean.

Habrá quién defienda a los adultos porque tienen libertad de movilidad, de viajar, de hacer cosas.

Tener dinero, trabajar o hacer lo que se les pegue la gana en compañía o solos.

En realidad...

Los adultos no tienen ni idea de lo que es vida. Y detrás de eso hay un séquito de personas, profesionales de la salud intentando comprender la existencia del adulto. Debido a que ser adulto no es lo máximo.

La vida no es horrible. Ser adulto sí lo es. 

¿Te parece natural que los adultos se coman los unos a los otros?

¿No te parece perverso que los adultos están más enfermos porque viven en una sociedad enferma tratando de curar sus males actuando de la misma manera que siempre?

¿Estás de acuerdo que la señora ansiosa que me tocó el claxon por la mañana  o quién te recordó a tu mamá en la mañana no están bien de la cabeza?

Hay un mal en nuestra sociedad sobre ser adulto. 

Mi mejor consejo para ser adulto, sí es que alguien me lo llegara a pedir, es no verse cómo tal.

Simplemente mirarse como un ser humano en la capacidad de aprender cosas nuevas, a cada rato, todo el tiempo. De transformarse. Y de jugar como cuando eran niños. O jugar con sus hijos, pues de ellos también se aprende.

Para apreciar la belleza de la vida. Cuando todo era nuevo, único y divertido.

No como una persona con Síndrome de  Peter Pan.

Posiblemente este consejo lo estás recibiendo demasiado tarde. Tal vez ya no tienes escapatoria.

Por eso, la vida, como decía el creador de Mafalda, Quino, debería ser al revés. 


martes, 8 de mayo de 2018

Cómo construir un pensamiento positivo en un mundo negativo

El pensamiento positivo no se construye de la noche a la mañana. 



Acéptalo, siempre algo te molestará.

No nos hagamos tontos. Por más que no esforcemos, meditemos, recemos, siempre hay algo que nos irritará.

Mi solución: dejar de concentrarnos en eso. Enfocar nuestra atención en cosas que no nos irriten.

¿Cómo hacerlo cuándo hay algo de afuera que nos afectará? ¿No sería lo mismo que ponernos a meditar e intentar un cambio en el mundo?

Sé que suena irreal, charado, demente. Fácil decirlo, difícil aplicarlo. Entiende algo. El mundo es como es. Con tu molestia o sin tu molestia. Con tu presencia o sin ella.

Siempre habrán cosas malas. Hace años, alguien me dijo algo que me movió en una situación complicada.
"Es que no quiero que sufras", me comentó cuando me vio desecho. Sin embargo, a partir de ahí, entendí que el dolor es parte de la vida.
En la persona espiritual o religiosa, el dolor es reconocido como parte de la creencia.  En lo que escribo esto, alguien ya se accidentó, una persona en el mundo ya se suicidió o piensa en hacerlo y alguien reaccionó de forma violenta frente a algo que no le gustaba.

Muchas cosas malas pasarán hoy, mañana y pasado. La única arma que podríamos tener es cambiarnos a nosotros mismos.

Apagar la mente y no hacer lo que todo el mundo hace para cambiar el mundo. Pero para cambiar el mundo primero hay que cambiarse a sí mismo.

Lo que pasa es que nos hace falta reconocer que estamos asustados por la vida. Porque no podemos controlar nada cuando queremos controlarlo todo. Que lo que nos enoja, nos domina. Y reconocer ese enojo es difícil.

¿Acaso no está enojado el señor que te sonó el claxón por la mañana?

No venimos al mundo con ese enojo. Es impuesto. Pero lo podemos remover.